Los ultrasonidos. Ultrasonidos en la fisioterapia.
El ultrasonido es un mecanismo que utiliza la vibración, a través de ondas de alta frecuencia, para el tratamiento de infinidad de patologías físicas y problemas estéticos. Es usual en fisioterapia y en estética
En fisioterapia y en estética se emplean los ultrasonidos, producidos por vibraciones mecánicas de alta frecuencia, para tratar problemas como reumatismos, artrosis, cicatrices etc. La técnica se administra en períodos cortos de tiempo, adaptando la frecuencia al tipo de dolencia y a la zona corporal de que se trate.
En la administración de los ultrasonidos se emplean ondas de alta frecuencia, de entre 0,5 y 3 MHz, imperceptibles para el oído humano. Dichas ondas producen una vibración, que es la encargada de transmitir los efectos deseados. Suelen aplicarse por medio de un cabezal y un gel conductor, que facilita la propagación en el área. El tratamiento posee efectos vasodilatadores.
Las máquinas de ultrasonidos para fisioterapia están equipadas con un cabezal (similar al empleado en ecografías), unido con un cable al resto del aparato. La punta del cabezal es fría y es la encargada de entrar en contacto con el gel conductor. Puede hacer un uso continuado del terminal, con la consecuente producción de calor, o por medio de cortas pulsaciones, carentes de efectos térmicos.
Cada una de las sesiones de fisioterapia o estética dura, aproximadamente, diez minutos y en las mismas el cabezal debe permanecer en movimiento, con el objeto de evitar una excesiva estimulación en puntos concretos. Obviamente, dependiendo de la patología y las características particulares del paciente, el fisioterapeuta regula el tiempo de aplicación y la frecuencia de la dosis.
En fisioterapia, las aplicaciones del ultrasonido son variadas. Se emplea para combatir la inflamación, los espasmos musculares y mejorar el flujo sanguíneo. Los ultrasonidos son habituales en medicina deportiva y rehabilitación. Es un eficaz tratamiento en casos de esguinces de ligamentos, tendinitis y otro tipo de lesiones. También pueden tratarse algunos dolores o enfermedades crónicas, como la artritis reumatoide.
Algunas investigaciones han afirmado que los beneficios no térmicos de los ultrasonidos son más destacables, incluso, que los térmicos. Dentro de los primeros, es necesario destacar la cavitación y las micro-corrientes. Algunos estudios han demostrado que los efectos fisioterapéuticos de la técnica son idóneos, tanto en el tratamiento de lesiones en sus estadios iniciales, como en el de enfermedades crónicas.
En estética, la técnica es empleada para tratar la piel de naranja, para mejorar la circulación de la sangre en áreas concretas, así como la nutrición de la piel. El tratamiento es igualmente efectivo para combatir la grasa localizada y para lograr unos tejidos más compactos.
Respecto a las contraindicaciones, está desaconsejada la administración de ultrasonidos en caso de pacientes con cardiopatías o marcapasos, dolencias en el hígado, alteraciones vasculares (tromboflebitis, trombosis), mujeres embarazadas, patologías dérmicas y síntomas febriles. Como siempre, lo mejor es acudir a un especialista para someterse a este tratamiento, ya sea con fines estéticos o fisioterapéuticos. Es la mejor forma de evitar aplicaciones incorrectas o alteraciones en los tejidos, como el daño tisular.