Tratamientos antiarrugas caseros. Mascarillas caseras.
Mucho antes que la investigación científica diera paso a la cosmética, las mujeres y hombres en alguna medida, buscaron aquellas posibilidades que les permitieran mejorar la apariencia de la piel, quizá manchada por el sol, decolorada por el paso del tiempo, con los signos evidentes de los cambios hormonales traducidos en acné, en manchas de la piel, y las temibles arrugas que pronto comprobarían no siempre son evidencia de la edad.
Esos primeros intentos de ayudarse en la lucha contra las arrugas y los problemas de la piel, dieron con los resultados de una gran cantidad de tratamientos antiarrugas caseros o naturales, como ungüentos y cremas primitivas basadas en las plantas.
Cuando la cosmética irrumpió en el mundo de la belleza femenina algunos de aquellos primitivos tratamientos antiarrugas caseros fueron relegados al olvido, en un lamentable error por cuanto el tiempo nos confirmaría que la cosmética más triunfadora de nuestras modernidades, está en un 99% basada en la cosmética natural conocida desde siglos atrás en todas las culturas ya egipcias que mayas.
El otro pequeño porcentaje apenas se debe a los logros de poder crear formulaciones duraderas y de fácil uso como la creación de presentaciones de tratamientos antiarrugas en cremas, en spray, en loción, en polvos.
Pero a la par que crecía la industria cosmética, no fueron abandonados del todo los primeros tratamientos antiarrugas caseros de generaciones de hombres y mujeres, que se aplicaron a lograr obtener beneficio de las propiedades naturales nutritivas y embellecedoras de los más variados productos de la naturaleza.
Hay tratamientos antiarrugas caseros que han disfrutado de la preferencia de la mujer aún con la existencia de las más sofisticadas formas de tratamientos de belleza. Algunos de ellos como la aplicación del aloe vera sigue siendo hoy en día, una carta segura de belleza y salud para la mujer que se decida por hacerlo parte de su rutina de embellecimiento diario.
El Aloe vera es una planta que se conoce en todo el mundo pero que vio su origen en Africa y Arabia de donde pasó a Europa con los colonizadores. Identificada por las mujeres de las civilizaciones como el antiguo Egipto, ha sido utilizada milenariamente en la nutrición e hidratación de la piel, a la par de otros usos cosméticos y usos curativos, porque siendo un cúmulo de nutrientes de todo tipo aporta a la piel todo lo que requiere para verse y sentirse suave y mantenerse joven durante mucho tiempo.