La termoterapia en estética y fisioterapia
La termoterapia consiste en administrar calor terapéutico, para solucionar problemas físicos o estéticos. Es una técnica empleada, en fisioterapia, para tratar contracturas y, en estética, la grasa localizada, entre otras muchas aplicaciones.
Desde las civilizaciones griega y romana, los seres humanos han empleado el calor con finalidades terapéuticas. Esta es, justamente, la esencia de la termoterapia. El calor es un agente natural, que logra combatir infinidad de patologías y trastornos físicos. Con el paso de los siglos, la disciplina ha evolucionado en su administración y, hoy día, es una técnica usual en estética y fisioterapia.
Aunque cada día surgen nuevos aparatos y métodos de fisioterapia y estéticos, el objetivo sigue siendo elevar la temperatura corporal por encima de los márgenes fisiológicos aceptables en los seres humanos (35-37 ºC). Para el normal desarrollo de las personas, éstas deben mantener una temperatura constante a lo largo de la vida. El cuerpo dispone de una especie de “termostato”, que logra regular y mantener estable el calor corporal.
La termoterapia se aprovecha de las respuestas del organismo, cuando se aplica calor en cualquier zona del mismo. Esas reacciones provocan algunos efectos muy positivos, desde el punto de vista físico. Así, la elevación de la temperatura en áreas concretas aumenta la vascularización, es decir el flujo de la sangre. Se provoca una dilatación de los vasos sanguíneos y la consecuente disminución de la tensión arterial. Por ello, la fisioterapia y la estética utilizan la técnica para combatir inflamaciones, celulitis y otros trastornos de circulación.
Como el calor incide en las terminaciones nerviosas, la termoterapia es una disciplina fisioterapéutica con efectos analgésicos, que ayuda a atenuar todo tipo de dolores musculares. También son destacables los beneficios del tratamiento para aumentar las defensas y la frecuencia respiratoria.
En fisioterapia, el calor sobre los músculos es usado para tratar contracturas y espasmos, además de poseer gran efecto relajante. La termoterapia facilita la sudación y la diuresis, hecho que ayuda en la desintoxicación general del organismo.
En estética, se emplea la capacidad del calor para estimular el catabolismo de las grasas. Esta aplicación resulta útil en tratamientos contra la obesidad generalizada y la grasa localizada en áreas concretas.
La termoterapia se aplica a través de diferentes mecanismos. En primer lugar, puede administrarse por medio de cuerpos sólidos, que se ponen en contacto directo con la piel. Hablamos de mantas eléctricas, termóforos, esterillas etc. En este caso, el calor actúa superficialmente y con carácter general o de manera localizada.
Otros métodos termo terapéuticos, usuales en fisioterapia y estética, son las técnicas a base de líquidos o gases calientes (hidroterapia o baños de vapor). En estas aplicaciones, el calor también actúa superficialmente, pero siempre con carácter general y sobre todo el cuerpo.
Igualmente, la termoterapia puede aplicarse a través de radiaciones infrarrojas o energía eléctrica, que termina transformándose en calor al penetrar en el organismo. La primera de estas técnicas logra alcanzar zonas profundas y extensas del cuerpo, por la acción de las ondas electromagnéticas.
Por último, la energía mecánica (vibraciones) aplica calor en las zonas deseadas, por medio de ultrasonidos. Este tratamiento es especialmente útil en fisioterapia, medicina del deporte y rehabilitación.