Quiste sebáceo infectado | Tratamiento y precauciones
Como hemos visto con anterioridad, los quistes sebáceos son protuberancias de la piel que están compuestas de queratina y de material oleoso o carnoso. Estos quistes en principio no producen dolor en aquellas personas que los desarrollan y pueden desaparecer sin tratamiento alguno, únicamente con el paso de tiempo.
Como vemos gracias a la información de Vitealia, se trata de una afección dermatológica menor y benigna que no tiene graves incidencias en los portadores. La única complicación que puede existir es que estos bultos sebáceos se infecten. Si esto ocurre la zona se inflama, aumentando el tamaño del bulto. En este caso sí puede llegar a producir dolor.
Las principales señales que descubren la infección de un quiste son:
- El enrojecimiento de la zona cercana al quiste.
- Un aumento de la sensibilidad.
- Dolor intenso al presionar el bulto.
- Un resquemor o acaloramiento del área circundante.
- Y por último, el drenaje maloliente del líquido blanquinoso que compone el bulto.
Cuando esto ocurre es fundamental ponerse en manos de un médico que dilucidará el mejor tratamiento a seguir. Lo más común es iniciar una cura a base de antibióticos. Si a los dos o tres días la infección no mejora o remite, lo más recomendado en drenar el líquido del quiste sebáceo a través de una corta intervención quirúrgica. Si la cápsula no se elimina completamente, esto producirá que en el futuro pueda volver a generarse el quiste.
En este punto resulta sustancial no tocar el bulto o intentar eliminar el líquido del interior por uno mismo, ya que, además de no solucionar nada, puede empeorar la infección.
Las personas que se ven en la circunstancia de tener que eliminar estos quiste de forma quirúrgica decir que las incisiones suelen ser muy discretas y pequeñas, con lo que la posterior cicatriz será casi inapreciable.
Los principales consejos para evitar o prevenir la infección de este tipo de alteración de la piel son:
- No intentar drenar el líquido, a no ser que sea a través de las manos de un profesional.
- No rascar el quiste.
- No presionar la zona afectada.
- Se recomienda poner compresas calientes en el lugar donde se hallan las protuberancias.
- Tener esta área lo más limpia posible utilizando un jabón antibacteriano.
- Y por último, prescindir lo máximo posible de una exposición solar continuada.