Granulomas calcificados | Cómo diagnosticarlo
Para definir un granuloma decimos que es una agrupación de células que se juntan con el objetivo de intentar aislar del cuerpo ciertos hongos o bacterias que nos atacan y que nuestro sistema inmunológico no ha sido capaz de eliminar. En el caso del granuloma calcificado se trata de una masa, que con la misma finalidad, se encuentra calcificada dentro de los tejidos de un órgano de nuestro cuerpo. Esta calcificación, que se produce generalmente en los pulmones, se origina debido a un depósito de calcio continuado. Estos granulomas pueden llegar a ser tan fuertes y duros como los huesos. Son benignos, suelen ser asintomáticos y no ocasionan problemas importantes en la salud de los portadores. De hecho, los pacientes de granuloma calcificado suelen descubrir esta patología en la realización de otras pruebas, que no que no tienen como finalidad dar con esta enfermedad.
Habitualmente, cuando los médicos especializados se encuentran con esta patología observan que las causas iniciales son infecciones de carácter fungicida. Existen casos en los que puede llegar a confundirse con un cáncer, pero esto sólo ocurre cuando se realiza una prueba radiográfica en el paciente y el granuloma todavía no ha llegado a la madurez total de su calcificación.
Como hemos destacado con anterioridad, los granulomas solemos encontrarlos en los pulmones, pero también podernos verlos desarrollados en el hígado o en los riñones. También podemos encontrar granulomas calcificados en el cerebro, en el torax o en el hemitorax.
Al ser una enfermedad inflamatoria, el granuloma produce una inflamación dentro del órgano afectado.
Aunque el granuloma calcificado suele ser asintomático, es posible que en los casos en los que se encuentran en los pulmones y el tamaño del nódulo es importante, cause pesadez en el pecho, fatiga respiratoria, tos intensa e incluso sangrienta.
La calcificación en los pulmones puede darse tanto en un tejido dañado con anterioridad, y entonces lo llamamos calcificación distrófica, o en un tejido previamente sano. Estas calcificaciones pueden producirse por una gran cantidad de enfermedades y son muy importantes como prueba a la hora de determinar la evolución de esta enfermedad previa y por supuesto, para diagnosticarla.