Información y consejos para aliviar el dolor de oido
Entendemos por dolor de oído un dolor agudo, a veces sordo o incluso una sensación de ardor, ya sea en uno o en los dos oídos, y pudiendo ser tanto un dolor temporal como permanente.
Existen una serie síntomas que nos indican que padecemos una infección en uno o en los dos oídos. Son los que aparecen a continuación:
- – Fiebre.
- – Dolor interno en el oído.
- – Aumento de los lloros e mucha irritabilidad en el caso de los niños.
Algunos niños pueden perder temporalmente la capacidad auditiva (fenómeno llamado técnicamente hipoacusia) después de una infección de oído. Cabe también la rara posibilidad de que esta pérdida de la audición se convierta en algo permanente si el niño ha sufrido ya varias infecciones.
La mayoría de las infecciones que ocasionan serios dolores de oído en los niños provienen de un pequeño y estrecho conducto llamado la Trompa de Eustaquio. Dicho conducto se encarga de conectar los conductos nasales con el oído medio, haciendo que los líquidos normales del oído salgan a través de él, y de este modo consiguiendo también que la presión sea la correcta en ambos oídos. Cuando a raíz de una alergia o un proceso gripal existe un aumento en la producción de secreciones, estas pueden obstruir la Trompa de Eustaquio. Cuando esto sucede, el líquido se acumula rápidamente produciendo en los niños los ya mencionados dolores, pérdida temporal de la capacidad auditiva y, por último, infecciones.
No podemos decir que este dolor, cuando se presenta en los niños, sea única y exclusivamente debido a una infección. Existen otras causas que pueden provocarlo como, por ejemplo, alergias, exposición prolongada al frío al humo, la irritación del canal auditivo debido a utilizar de forma incorrecta los algodoncillos, restos de jabón o champú, o también, restos de agua de cuando hemos bañado al niño.
En los adultos es más difícil que una infección sea la causa de los dolores de oído ya que la Trompa de Eustaquio ya se debe encontrar totalmente desarrollada, evitando de este modo los taponamientos y consiguientes infecciones y dolores. En cambio, la infección puede provenir de otros lugares como podrían ser los dientes, garganta, etc., produciendo lo que se llama un dolor reflejo. Tampoco hay que descartar que los dolores sean por otros factores tales como cambios bruscos de presión, acumulaciones de cerumen en el canal auditivo u otros objetos o que hayamos sufrido una rotura o perforación del tímpano.
Tratamientos y remedios para este dolor
– Mientras no tengamos el tímpano perforado o roto podremos aplicar con sumo cuidado unas gotas de aceite de oliva u otras gotas óticas de venta en farmacias, con la ayuda de un algodoncillo.
– También podemos aplicar un pañuelo o una gasa húmeda fría sobre el oído, lo que ayudara a bajar la inflamación del mismo.
– Al estar acostados la presión es mayor sobre los oídos. Por lo tanto es muy fácil que en esta posición no podamos descansar como queremos debido a un aumento del dolor. Se aconseja pues intentar descansar en una posición más recta para el cuerpo.
– Masticar chicle nos puede ayudar a mitigar los dolores de oído ocasionados por cambios bruscos de presión.
– En el caso de los bebés que viajen en avión con nosotros, puede ser útil el chupar de un biberón mientras se realiza el descenso a tierra.
– Algunos medicamentos de venta libre en farmacias como el ibuprofeno nos ayudaran a reducir la inflamación y, por lo tanto, los consiguientes dolores. Nunca daremos aspirina a los niños.
Como recomendaciones generales para evitar las infecciones y los dolores de oído cabe mencionar algunas como secarse bien el oído por dentro cuando se moje ya sea por nadar, bucear, etc. Para ello podemos utilizar un secador de pelo y colocar a unos 20cm. de la oreja, a mínima potencia. Si ya hemos tenido alguna dolencia relacionada con restos de agua en nuestras orejas podríamos probar a utilizar tapones para los oídos. Nunca introduciremos ningún objeto en el oído que lo haga susceptible de perforar el tímpano o de producir una infección.