Botox en crema
El Botox en crema se ha convertido en una excelente alternativa a las inyecciones, aunque no es equiparable a éstas, pues no actúa directamente sobre los músculos.
Si el Botox, en su aplicación tradicional con agujas, supuso una revolución en el mundo de las técnicas estéticas, la aparición de cremas con análogos efectos ha significado un paso más en la universalización de este instrumento rejuvenecedor y de belleza.
El Botox en crema es una excelente alternativa para las personas con miedo a las agujas. Además, se evitan los consabidos efectos secundarios, propios de la administración “tradicional” de la toxina botulínica.
Según los fabricantes, los beneficios de estas cremas son, exactamente, los mismos que el Bótox inyectable. Incluso, se potencian con mayor fuerza los efectos regenerador y rejuvenecedor.
Las cremas con Botox sirven para luchar contra las arrugas de expresión. Favorecen la relajación muscular y la tonicidad de la piel. Pueden aplicarse en cualquier zona del cuerpo, aunque el rostro sea el campo natural de aplicación.
El empleo de estas cremas es compatible con la administración de otros tratamientos epidérmicos y de belleza. Son aplicables a cualquier tipo de piel y beneficiosas para todas. Poseen un potente efecto tensor y ayudan a evitar la destrucción del colágeno de la piel. Existen otras cremas muy similares como la Argireline con unas propiedades y beneficios parecidos a esta toxina butolínica pero con un efecto no tan agresivo.
Este tipo de productos están exentos de ácidos y no provocan alergias ni irritaciones. La presencia de emolientes, en estas cremas con efecto Bótox, hace posible la recuperación de las pieles agrietadas y excesivamente secas.
Conviene tener en cuenta que, aunque los beneficios sean los mismos que los producidos por las inyecciones de Bótox, los efectos de las cremas son, obviamente, mucho más cortos. Por ello, es necesaria una administración constante y regular en el tiempo, si se desean resultados prolongados.
La aplicación del botox en crema no difiere de la de otros productos similares. Tras el oportuno lavado de la cara, o zona corporal correspondiente, y el ulterior secado, se aplica el producto masajeando en círculos. Los movimientos han de ser ligeros, para favorecer la circulación de la sangre. Después, puede administrarse una crema hidratante. Es recomendable el uso nocturno de estos preparados, pues se facilita la asimilación y la elasticidad de la dermis.
A pesar de las bondades de las cremas, muchos especialistas en cirugía plástica estiman que éstas son tratamientos no equiparables al Botox inyectable. Este último actúa, directamente, sobre los músculos formadores de las arrugas, mientras las primeras lo hacen, superficialmente, sobre la piel. Por tanto, tampoco son idénticos los efectos de ambas técnicas, aunque pueden complementarse.